Al corriente: junio 20, 2018
Los primeros anabautistas en Augsburgo, Alemania, pagaron un alto precio por reunirse en la gran casa blanca que aparece a la izquierda en esta foto. El historiador, teólogo y activista por la paz alemán Wolfgang Krauss, relata la historia a los anabautistas modernos que recorren los sitios históricos en Augsburgo, durante las reuniones del Comité Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita en el mes de febrero de 2017.
El domingo de Resurrección de 1528, 100 anabautistas se reunieron de forma secreta en esta casa para celebrar la resurrección de Jesús. Algunos escaparon cuando se enteraron que las autoridades los estaban vigilando, pero 88 se quedaron. La policía allanó el edificio y se llevó encadenados a todos los fieles adoradores. Las autoridades expulsaron a todos los visitantes que estaban en el lugar que no eran originarios de Augsburgo, además azotaron a los lugareños. Torturaron a algunos y ejecutaron al líder del grupo que se negó a retractarse de sus convicciones.
“Afortunadamente, hoy en día los anabautistas no son perseguidos,” comentó alguien – lo que dio lugar a una respuesta inmediata de un hombre de otro continente. “¡Sí, lo somos!” dijo.
La conversación empezó a girar en torno a las costosas decisiones que los anabautistas toman en la actualidad para seguir a Jesús en países donde los cristianos son una minoría despreciada o marginada.
J. Nelson Kraybill, Presidente del CMM
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