El momento de buscar la paz incansablemente

EE. UU.

Crecí en Guatemala en iglesias evangélicas y pentecostales. Nuestras canciones, enseñanzas de escuela dominical y sermones contenían teología cristiana sionista, que declara que la voluntad de Dios es el establecimiento de una patria judía en Palestina. El deber de los cristianos es apoyar a Israel. Algunas iglesias incluso exhiben una bandera israelí en su santuario.

Allí, al igual que en congregaciones menonitas evangélicas e hispanas en Calgary, Alberta (Canadá) y luego en Goshen, Indiana (EE. UU.), nuestro culto incluía canciones sobre el Dios de Israel que corta la cabeza de nuestros enemigos. Nuestras lecturas eran principalmente del Antiguo Testamento, que describía la violencia y el genocidio.

En nuestro culto, celebrábamos la muerte de los enemigos de Israel.

No me sorprende

No me sorprende que muchos que provienen de marcos teológicos similares no cuestionen las acciones del Gobierno israelí en el momento actual.

Consideran el Estado de Israel como un David que se enfrenta a un Goliat. Creen que Israel sigue siendo la pequeña nación bíblica que fue alguna vez, y no la superpotencia mundial que es actualmente.

Sostuve esa visión sionista de Israel durante la mayor parte de mi vida. Así fue, hasta que estudié historia y teología en Goshen College, en el programa de Ministerios Hispanos.

Profesores de teología como Juan (John) Driver y Ron Collins tuvieron la suficiente paciencia para ayudarme a deconstruir estos relatos violentos y reconstruir una nueva teología anabautista de la paz, con una visión diferente de Dios, Jesús e Israel.

Aprendí que la Biblia no es plana. Hay una montaña en los Evangelios, donde nos paramos con Jesús, y podemos ver y entender el resto de la Biblia a través de sus enseñanzas, visión y misión.

Por lo tanto, cuando mis hermanas y hermanos hispanos/latinos se opusieron a la resolución, “Buscar la paz en Israel y Palestina” en la Convención de la Iglesia Menonita USA en 2015, sabía exactamente de dónde venía dicha oposición.

Vengan y vean

El objetivo del grupo de trabajo era educar a los líderes sobre Palestina e Israel, y que se sumaran a un viaje de estudio en la Tierra Santa, que incluía una visita tanto a Israel como a los territorios palestinos ocupados.

Más de 110 líderes menonitas se inscribieron, incluyendo muchos de mis hermanas y hermanos hispanos/latinos que se acercaron al micrófono en la Convención en 2015.

Algunos afirmaron: “Soy pro Israel y no cambiaré de opinión”. Pero esa mentalidad fue cuestionada al escuchar historias de personas de ambos lados del muro de separación israelí.

En 2017, participé nuevamente de un viaje de estudio, que incluía líderes de la iglesia Menonita de EE. UU. (Iglesia Menonita Hispana), algunos líderes menonitas anglosajones y una pareja afroamericana.

Además de visitar los típicos "lugares santos" cristianos, fuimos detrás de los muros que cruzan muy pocos visitantes. Atravesamos puestos de control, que nos recordaban los desafíos a los que se enfrentan los miembros indocumentados de nuestras congregaciones de Estados Unidos.

Visitamos campos de refugiados palestinos y asentamientos israelíes. 

Disfrutamos de la hospitalidad de hermanas y hermanos palestinos cristianos cerca de Belén, y escuchamos historias de judíos, cristianos y musulmanes por igual. En la Escuela Bíblica de Belén conocimos las complejas perspectivas teológicas cristianas respecto a dicha tierra. 

Plantamos árboles de olivo en Cisjordania, cerca de asentamientos israelíes (construidos en contra del derecho internacional; los colonos querían desplazar a los agricultores palestinos cristianos. 

Aprendimos que el conflicto no es entre musulmanes y judíos, ni entre judíos y palestinos, sino entre el Estado de Israel y cualquiera que se oponga a la expansión de su ocupación, incluso contra personas judías de conciencia que se oponen a la expansión ilegal y al desplazamiento de palestinos.

Experiencia del apartheid

Empezamos a tener una clara idea de la experiencia del apartheid tan pronto como llegamos, viendo la gran segregación y opresión de los palestinos bajo una brutal ocupación militar.

Pudimos sentir la tensión y la segregación racial. Las personas latinas compartimos algunos rasgos físicos con grupos étnicos de Oriente Medio; a mí me preguntaban constantemente si era libanés.

Al pasar por el control de inmigración y aduana israelíes, retuvieron a una mujer para interrogarla. Cuando aterrizamos ella estaba muy emocionada y contenta. Pero cuando salió de la zona de  migración y aduana, estaba al borde de las lágrimas. 

Cuando habían transcurrido tres días del viaje de estudio, la mujer afroamericana de nuestro grupo quiso volver a Estados Unidos. Se sentía insegura, haciendo referencia a la época de Jim Crow en Estados Unidos.

Al final de nuestro viaje de estudio “Vengan y vean”, ya no éramos capaces de considerar el relato único de nuestra educación sionista cristiana. 

Nuestro sistema de creencias y nuestra teología habían cambiado.

Compromiso con la paz

En la Convención de la Iglesia Menonita de EE. UU. de 2017, los líderes menonitas hispanos y de color fueron algunos de los primeros en acercarse al micrófono para hablar en apoyo a la resolución ‘Buscar la paz’. 

Pero nuestros nuevos relatos contenían la complejidad de las historias que escuchamos y de la humanidad compartida de palestinos e israelíes.

Nos comprometimos a leer y estudiar el Documento Kairós, elaborado por nuestras hermanas y hermanos cristianos de Palestina e Israel.

¡Nos comprometimos a alzar nuestras voces!

Al ser testigo de las atrocidades de la reciente violencia en Israel, Gaza y Cisjordania, tengo presente dicho compromiso. 

Es hora de utilizar nuestra influencia política cristiana para pedir un alto el fuego permanente y una resolución justa del conflicto.

Es hora de abrazar la complejidad en un mundo en el que los medios de comunicación a menudo simplifican los relatos, promueven historias desinformadas y alimentan el conflicto.

Es el momento de buscar la paz incansablemente.

—Saulo Padilla es coordinador del Programa Nacional de Educación Migratoria, CCM EE. UU. Ministerios Nacionales de Paz y Justicia.


39.1

Comentarios